¿De dónde nace la autoestima y por qué es tan importante?

La Autoestima no depende de lo que tenemos, ni de lo que somos, sino que es una dimensión emocional, la aceptación que nos brindamos. Por ejemplo, una persona con un salario medio, una casa y una familia puede tener una gran valoración de sí mismo, sentirse competente y realizado, mientras que un jugador de fútbol que gana millones, con varias casas, fama, etc. puede tener una autoestima empobrecida, no estar contento consigo mismo, con su desarrollo personal, a pesar de ser un triunfador a ojos de los demás.

La autoestima no es innata, sino que se va formando y modificando con la experiencia, por tanto está muy influenciada por nuestro contexto, por lo que vivimos diariamente, por lo que la gente opina sobre nosotros.

Atendiendo a Nathaniel Branden, “las personas que gozan de una alta autoestima están lejos de gustar siempre a los otros, aunque la calidad de sus relaciones sea claramente superior a la de personas de baja autoestima”. Las personas que gozan de una buena autoestima son más independientes, más honestas y más abiertas con respecto a sus pensamientos y sentimientos, ya que están seguros de ello. No tienen miedo de decir lo que piensan, a expresar lo que sienten o intentar disimular actitudes, siempre con asertividad, respetando a los demás.

Tener una autoestima firme te permite actuar con integridad, respetando tus valores a pesar de las respuestas de tu entorno, ya que una valoración negativa de otras personas sería aceptada sin más, atendiendo al contenido pero sin dejar que su peso tambalee nuestro esquema.

Sin embargo, el factor más influyente en nuestra autoestima no es externo, no son los demás, ni las experiencias, ni las situaciones, sino nosotros mismos. Somos nuestro peor juez y por ello ser capaces de aceptarnos será nuestro ancla, que nos mantendrá estables a pesar de las tempestades que se avecinen.

Pero, ¿qué es una autoestima positiva? Según Ana Roa García, una buena autoestima no consiste en verse como una persona extraordinaria y maravillosa, con cualidades absolutamente excepcionales, a la que el éxito acompaña permanentemente. Lo que es verdaderamente importante es tener una percepción y valoración objetivas y positivas de uno mismo y aceptarse como es y con todo lo que es, con sus aspectos positivos y negativos, con sus logros y sus limitaciones.

Tener una buena autoestima es tan importante porque es el filtro a través del cual interpretamos nuestra experiencia, ya que no es ésta en sí lo trascendental, sino el significado que le damos. De esta manera, si por ejemplo una persona es despedida de su trabajo, puede aceptarlo e inmediatamente ponerse a buscar otra ocupación, o venirse abajo, pensar que no le van a contratar en ningún otro sitio y rumiar esa idea sin ni siquiera intentar encontrar un nuevo empleo. La autoestima nos da seguridad, lo cual nos permite, por ejemplo, ser capaces de cambiar de opinión si nos damos cuenta de que estamos equivocados, sin pensar que esto nos devaluaría, o defender nuestros derechos, pensamientos y sentimientos, sean cuales sean. Nos permite confiar en nuestras capacidades, vivir enfocados en el presente, actuando y no centrados en el pasado, en la culpa o en los fracasos. También nos permite reconocer los méritos de los demás y disfrutar de las experiencias diarias.

Os animamos a leer la siguiente entrada del blog de Gavima: «¿Cómo se consigue una buena autoestima?«

"Imagen de la Entrada del Blog: '¿De dónde nace la autoestima y por qué es tan importante?'"
Alicia Gavilán Mateos

Alicia Gavilán Mateos

Psicóloga