¿Por qué no me funciona el psicólogo?

Se suele pensar que un psicólogo es como una pastilla que nos quitará el dolor que sentimos o solucionará nuestros problemas, pero en una terapia influyen muchos más factores.

No es un proceso pasivo en el que el terapeuta nos hable y por arte de magia nuestros males se vayan, sino que es una cooperación, en la que el cliente debe tomar un papel activo en su propia evolución y avanzar con las herramientas proporcionadas por el psicólogo.

¿Cuáles son las creencias erróneas más frecuentes?

– Con acudir a consulta basta: en muchas ocasiones, la familia, amigos, pareja… de la persona le empujan a ir a terapia, o va porque le aseguran que le irá bien. Sin embargo, si no hay una predisposición, una actitud abierta al cambio, la terapia no tendrá efecto o será mucho menor que si la persona acude voluntariamente y con la disposición de avanzar. Además, podría tener una consecuencia negativa, que es que piense que ir al psicólogo no funciona y en el futuro descarte la idea, ya que no lo hizo en un momento adecuado.

– Si le ha funcionado a mi amig@, a mí también: cada persona es un mundo, tiene problemas distintos y una valoración subjetiva de los resultados. Aunque el psicólogo sea un profesional, puede que no conectes a nivel personal con él/ella, y esto es un aspecto decisivo en la terapia. Conseguir estar cómodo y sentirte comprendido/a es fundamental para que la intervención funcione.

– Llamaré al primer psicólogo que encuentre: todos los psicólogos están especializados en mayor o menor medida en un campo, por lo que acudir a uno que te ha recomendado un amigo/a al que le fue bien para superar una ruptura, por ejemplo, puede que no sea la mejor opción para tratar un problema con la comida.

– Sólo necesito un par de sesiones: el tiempo necesario para dar por concluida una terapia varía totalmente de una persona a otra y según el problema que tenga.  Si se abandona el proceso antes de que el terapeuta lo aconseje, se quedarán áreas personales sin evaluar que pueden ser decisivas, en las que no se ha profundizado lo suficiente o sin que haya dado tiempo a consolidar los cambios.

– He acudido a una sesión y no me siento mejor, no creo que vuelva: teniendo en cuenta los factores anteriormente mencionados, tenemos que añadir el hecho de que la terapia es un procedimiento científico, por lo que la primera o primeras sesiones están dedicadas a hacer una evaluación personal, recopilar todos los datos posibles y crear una imagen clara y amplia del problema y los factores que influyen, para posteriormente idear un plan de acción e ir dotando al cliente de estrategias para promover los cambios necesarios.

Tomar la decisión de acudir a terapia es un momento muy importante, ya que estamos dando el paso que nos llevará a donde queremos llegar. Por ello hay que tomarlo con calma y evaluar bien todos los factores: a qué especialista acudiremos, si es el momento adecuado, si disponemos de la actitud y tiempo necesarios para trabajar en nosotros mismos, etc. Puede que a la primera no demos con el profesional perfecto para nosotros, pero eso no significa que la terapia sea inútil, sino que debemos probar de nuevo hasta que encontremos la horma de nuestro zapato.

Y ten paciencia, la terapia no es un interruptor, no entras a consulta y mediante un “click” tus problemas desaparecen, sino que es un proceso que necesita tiempo, constancia y esfuerzo, en el que siempre estarás acompañado/a y no sólo solucionarás tus dificultades, sino que aprenderás a prevenirlas y manejarlas por ti mismo/a.

"Imagen de la Entrada del Blog: '¿Por qué no me funciona el psicólogo?'"
Alicia Gavilán Mateos

Alicia Gavilán Mateos

Psicóloga